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DIQUE LOS LARA, AL SUR DE PUELCHES. Una pequeña represa

A fines de la década del 60, los hermanos Carlos y Hugo Lara construyeron un pequeño dique de material al sur de Puelches, sobre el río Curacó. Cuando éste corría, el lugar era un punto de recreación.
Cinco kilómetros al sur de la localidad de Puelches se encuentra un pequeño dique de material que representa, llamativamente, la única obra de regulación hídrica emplazada en el cauce de alguno de los ríos que atraviesan el territorio pampeano. Es el azud conocido como Dique Los Lara, pensado para embalsar las aguas del río Curacó con el fin de darle de beber al ganado. Cuando el río corría, el lugar era un punto de recreación para los puelchenses.

b_300_200_16777215_0_0_images_2021_dique-los-lara.jpgEl dique fue construido a fines de la década del ‘60 por iniciativa de los hermanos Carlos y Hugo Lara, activos pobladores de la localidad.

La represa tiene forma trapezoidal, una altura de unos 2,50 metros y una longitud de unos 20 metros. Se apoya en las rocas graníticas que afloran en el lugar. Cuando se construyó, las chacras cercanas no estaban alambradas, lo que permitía que los vacunos de varios vecinos pudieran saciar su sed en el agua acumulada.

La muralla contiene el escurrimiento del río Curacó, cuando lo hay, y también las aguas de lluvias que caen en el afloramiento rocoso y luego escurren hacia el cauce del río.

El sitio es muy bello aún cuando, como ocurre en la actualidad, el Curacó lleva mucho tiempo sin correr. Cuando lo hace, la muralla de piedra formaba una ruidosa cascada.

La belleza del lugar, el bullicioso salto de agua, los arroyuelos circulando entre las rocas y la abundante vegetación del entorno, hacen del sitio un punto de visita obligado para los lugareños, al punto que funciona como un pequeño balneario en la inmensidad del desierto pampeano.

El particular entorno sorprende al viajero que llega por primera vez y que lejos está de imaginarse que en este alejado rincón del territorio pampeano podría encontrarse con un paisaje equiparable a cualquier lugar turístico de las sierras de Córdoba o de San Luis.

Con el paso del tiempo, el pequeño embalse se ha colmatado por los sedimentos que acarrea el río, y una tupida vegetación ha crecido allí, favorecida por la humedad y la calidad de los suelos.

Un pequeño escalón.
El Libro Histórico de Puelches dedica un párrafo al Dique Los Lara. Lo hace en el capítulo 10, “El conflicto por el agua”, escrito por el profesor Raúl Hernández.
“Mientras estos sucesos ocurrían hubo gente que se planteaba realizar algún tipo de obra que ayudara a paliar la falta de agua pensando, en este caso, realizar una pequeña obra de endicamiento con la finalidad de captar el escaso caudal de agua que llegaba por el cauce. Este es el caso del conocido “Dique Los Lara”, el que fuera construido por la familia de ese apellido a fines de la década del ‘60 y puesto en servicio en 1970. Fue construido sobre el cauce del río Curacó a unos 5 km aguas abajo del puente de la ruta 152, y se solventó gracias a un crédito del Estado y fue cumpliendo su función aunque paulatinamente se colmató –es decir, se rellenó– por el acarreo de sedimentos fluviales. Hoy en día constituye un pequeño escalón que el río salta en los momentos en que crece periódicamente”.
Manantiales.

Aguas abajo de la represa, el cauce luce encajonado por paredes de roca y rodeado de una densa vegetación. A unos 100 metros del azud, una gran lente de agua dulce inunda el cauce. Es otro bello lugar, de fácil acceso, aguas claras, con una vegetación que cae desde las laderas rocosas en el agua –donde se ven algunas mojarras– y variada avifauna.

Esta lente coincide con la desembocadura de un cañadón que nace en la parte alta de la margen sur, en donde antiguamente brotaba el “Manantial Curacó”, otro sitio de referencia del lugar.

El manantial se ha secado y ya no existe el surgente que antaño utilizaban muchos lugareños para proveerse de agua potable y que incluso dio pie para pensar en algún aprovechamiento productivo.

Sobrevive una empalizada que protege el sitio exacto donde aún se ve la oquedad en la roca de la que brotaba el agua.

El caudal subterráneo que alimentaba al manantial debe seguir presente y cerca de la superficie. Prueba de ello es esta lente de agua y el impenetrable arbustal que crece dentro del cañadón que conecta el manantial con el cauce.

Sitio arqueológico.

El lugar ha estado habitado desde tiempos prehistóricos. De hecho, toda la zona cercana a Puelches presenta sitios arqueológicos con una profundidad temporal superior a los 7.000 años, evidenciando que el cauce del Salado-Chadileuvú-Curacó fue una de las primeras y más utilizadas vías de circulación por parte de los primeros pobladores.

Las investigaciones realizadas por los arqueólogos Mónica Berón y Rafael Curtoni, entre otros, han identificado tres sitios arqueológicos en un radio de 5 kilómetros en torno a la represa.

Según consta en el trabajo “Base Regional de Recursos Mineral en el Occidente Pampeano. Procedencia y estrategia de aprovisionamiento”, de Mónica Alejandra Berón, el sitio denominado “Concentración 3” es un pequeño afloramiento de calcedonia –mineral de sílice– de buena calidad, en cuyo entorno se recuperó un total de 17 núcleos de igual materia prima. El sitio “Dique Lara, Concentración 1” es un campo de guijarros donde se encontraron 20 núcleos, la mayoría de basalto negro y gran cantidad de desechos de igual materia prima, la mayoría lascas externas.

El tercer sitio se encuentra junto al manantial. Allí se han hallado un gran número de instrumentos retocados, con una alta variabilidad de materias primas usadas en su confección.
Familia Lara.

La familia Lara es una conocida familia de la localidad de Puelches.    
      
Llegaron en la década del ‘50 y sus miembros han sido y son activos integrantes de la sociedad puelchense.

Fueron ellos los que vislumbraron la posibilidad de hacer una explotación de los espesos mantos de yeso que afloran al sur de la localidad. Pensaron incluso un aprovechamiento cooperativo de ese recurso mineral.

En el Libro Histórico de Puelches aparecen mencionados en varias oportunidades, tanto por su espíritu emprendedor como por el hecho de que era una de las familias del pueblo que poseía un aljibe en el cual acumulaban agua de lluvia.

Sin un nombre propio que lo identifique, los puelchenses lo han bautizado como “Dique Los Lara”, un justo homenaje a quienes pensaron en soluciones para atenuar las duras condiciones del lugar, y trabajaron en pos de concretarlas.

Por Fernando Tourn *Geólogo y periodista.    La Arena 11-04-21