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Fundación Chadileuvu

Punto 07

7.- Contexto económico


Las características económicas actuales de la zona son las típicas de un área de desierto y/o semidesierto con muy escaso desarrollo. Los suelos son arenosos y las precipitaciones pluviales son escasas de 200 a 350 mm anuales. La vegetación es un monte bajo y ralo, por naturaleza poco productivo. El pastizal natural, único recurso económico, apenas alcanza para una ganadería de subsistencia. Es imposible realizar cultivos bajo esas condiciones, situación que se ha revertido en los oasis de riego mendocinos que con igual suelo y clima son muy productivos. Inicialmente –cien años atrás, cuando se desplazó a los indios de esa región— hubo una rápida ocupación del suelo por parte de migrantes de las provincias vecinas, ansiosos de conseguir un pedazo de tierra. Esas gentes se orientaron a una ganadería extensiva, muy favorecida por los buenos pastos del humedal y la escorrentía de los ríos. También debe decirse que muy tempranamente, a fines del siglo XIX y principios del XX, hubo intentos de realizar cultivos bajo riego, en algún caso de considerable magnitud como fue el de la Colonia Butaló, que se planificó sobre 10.000 has y fuera emprendido por el Estado nacional, el fracaso sobrevino por anteriores cortes  que determinaron la desaparición del brazo Butaló del río Atuel.

Desde los comienzos del poblamiento uno de los grandes problemas de la región ha sido el aislamiento ya que el oasis que originalmente constituían los ríos, estaba flanqueado por desiertos tanto a oriente como a occidente: las temidas travesías que obligaban a los viajeros a tomar precauciones para no morir de sed en el camino. A principios del siglo XX hubo planes para extender el ferrocarril a la cordillera pasando por la región, pero las sucesivas crisis económicas y la errante política argentina, dejaron las últimas estaciones ferroviarias 150 km antes de los ríos.

Siquiera como elemento anecdótico cabe mencionar que, desde mediados del siglo XIX y hasta comienzos del XX, hubo gobernantes que pensaron que el sistema Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó-Colorado (que incluye el Atuel) podía ser canalizado y utilizado para llevar a bajo costo los productos de la región de Cuyo hasta el Atlántico. Por diversas causas el proyecto se diluyó.

La única alternativa de comunicación que quedó fueron los caminos, en general superpuestos a las antiguas sendas indígenas y de relativa calidad para los automotores. Ello determinó que, por una cuestión de cercanías y por la existencia de una porción pavimentada, la economía zonal drenara hacia el sur de Mendoza, a la que accedía en forma más fácil y rápida. Esa postura recién se revirtió en los últimos treinta años, cuando se la vinculó con el este pampeano por medio de rutas asfaltadas y se ubicó una mínima infraestructura financiera (una sucursal del banco de La Pampa) en Santa Isabel, la población más importante de la zona.

Actualmente existen tres rutas asfaltadas, la número 10 provincial que vincula a la región con el este, y las número 143 y 151 que siguen una dirección norte sur y que vincula los oasis mendocinos con La Pampa y el sur del país.
Algo parecido puede decirse en cuanto a las telecomunicaciones, que recién en el último cuarto de siglo se han hecho más sólidas y constantes. El sistema telefónico convencional llega a las dos únicas localidades de la región (Santa Isabel y Algarrobo del Águila), y la telefonía celular más recientemente ha permitido ampliar dicha cobertura. Los sistemas de radiodifusión y televisión se han desarrollado también en los últimos años, permitiendo incluso la llegada de la televisión a través de estaciones repetidoras. El sistema de televisión satelital ha permitido en algunos casos llegar a sitios lejanos y aislados. No existen estaciones de onda media en la región, las que se escuchan y que son preponderantes por varios motivos en la vida socioeconómica regional son especialmente las mendocinas. Algunas radios de frecuencia modulada se han instalado en Santa Isabel (la única población que puede considerarse como centro de servicios de cierta entidad), pero con las consabidas limitaciones técnicas.

El sistema de suministro eléctrico abastece a las localidades citadas, los pobladores rurales carecen de suministro.

Las localidades de Santa Isabel y Algarrobo del Águila cuentan con suministro de gas natural, en razón a que el gasoducto Centro Oeste que transporta gas desde Neuquén a l sur de Mendoza pasa por la región.

Suministro de agua potable en las localidades citadas: el mismo se logra mediante un acueducto que proviene del sur de Mendoza.

La acción oficial ha rescatado y promovido durante las últimas décadas una valiosa actividad cultural que, debidamente promocionada, puede tener un interesante nivel económico: la producción artesanal. De ella lo más sobresaliente son los tejidos que, al margen de su buena calidad, rescatan en su ejecución antiguas simbologías y técnicas indígenas. Esta tarea ha dado posibilidad de trabajo al sector femenino, que es el que la ha desarrollado hereditariamente.

La disminución primero y el corte definitivo después de los cursos de agua limitó la actividad económica a una ganadería muy extensiva, donde el principal problema lo constituye la falta de oferta forrajera y el abastecimiento de bebida para los animales, ya que no hay escurrimientos superficiales (o son saladísimos en virtud de los bajos caudales). La unidad económica es de 5.000 has., y la mayor parte de los productores no llegan a las 2.500. Las condiciones de vida en los puestos (así se denominan las unidades productivas), es de una enorme precariedad tanto económica, social y legal, propia de una ganadería de subsistencia en campos en los que ni siquiera son comunes los alambrados. Muchos puesteros son intrusos desde hace varias generaciones en campos que tienen dueños en lejanas ciudades. La marginalidad económica y social es enorme y es descripta en el capítulo correspondiente. La falta de pastos obliga a muy bajas cargas de animales por ha, llegándose en épocas normales a necesitar más de 20 has por animal. En los que se pueden considerar “años buenos” con mayores lluvias, muy esporádicos, prospera pobremente la cría de vacunos, que luego se venden para engorde en las praderas húmedas de más al Este. Sin embargo el ganado por antonomasia es el caprino, que por su rusticidad se adapta a la vegetación desértica. En numerosos casos es el único sustento de los sufridos pobladores rurales, que viven en condiciones paupérrimas. En los últimos años se ha instalado en la zona un frigorífico para caprinos que intenta mejorar las condiciones de comercialización por parte de los pequeños productores.

La falta de agua se hace sentir, ya que la utilizada para bebida animal y humana surge de pozos (a veces muy profundos) que no siempre tienen adecuada potabilidad y cuya extracción requiere un considerable esfuerzo de tracción a sangre, ya que los réditos económicos no dan para la instalación de molinos o motores extractores.

Es de hacer notar que la densidad poblacional es de las más bajas del país y del mundo (0.1 habitante/ km cuadrado), contrastando con los oasis mendocinos que albergan importantes poblaciones en los departamentos de San Rafael (191.323) y General Alvear (45.156), mientras la suma de los departamentos pampeanos totaliza 4.501 habitantes). El mismo suelo e idéntico clima presentan dos realidades diametralmente opuestas, sin duda el aprovechamiento del agua hace la diferencia.