La FuChad distinguió al ingeniero Héctor Troiani

Leer más...La Fundación Chadileuvú distinguió al ingeniero agrónomo Héctor Troiani, con la entrega del Premio Leopoldo Casal.
El acto se inició con las palabras del actual presidente de la FuChad, Alberto Goldberg, quien expuso los lineamientos generales de la distinción que fue instituida por el contador Leopoldo Casal para destacar a aquellos pampeanos que se han destacado por la defensa de nuestros recursos hídricos y/o el ambiente.
Además Goldberg rememoró a algunas de las personalidades que merecieron el premio, comenzando cronológicamente por el primero que fue Pablo D'Atri por la dirección del suplemento ecológico ECO. También recordó, entre otros, a Edgar Morisoli y Antonio Berhongaray.
Gómez, vicepresidente/FuChad, se dirigió a la numerosa concurrencia para expresar brevemente las virtudes de Troiani que le hicieron merecedor del premio, entre las que figuran de manera relevante sus trabajos en la disciplina botánica que permitieron un mejor conocimiento y conservación de la flora pampeana y su descollante labor docente en la Facultad de Agronomía de la UNLPam.
El premio consistió en una pintura que destaca un macizo de margaritas pampeanas en un fondo del paisaje de Lihuel Calel. Su autor fue el artista Luis María Fiorini, quien le entregó la obra a Troiani, al tiempo que explicó el contexto en el que realizó el trabajo.
Finalmente Troiani dirigió unas palabras para agradecer la distinción, destacando que toda su labor fue realizada conjuntamente con un grupo de profesionales, entre los que mencionó al ingeniero Santiago Covas, su maestro e iniciador del estudio de la flora pampeana, a su gran amigo, el ingeniero Steibel y a los ingenieros Cunquero y Martínez, todos profesores de la Facultad de Agronomía.-
EL DIARIO. 29-DIC.22

Acuerdo entre Chile y Bolivia por el río Silala

Leer más...La Corte Internacional de Justicia constató que en seis de los ocho puntos en discusión hubo coincidencias evidentes que eliminaron la necesidad de un pronunciamiento.

Chile y Bolivia llegaron a un acuerdo sobre el estatuto de las aguas del río Silala, indicó este jueves la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que puso así fin a la disputa legal entre ambos países.

De acuerdo con la CIJ, durante el procedimiento en La Haya las posiciones entre los dos países sudamericanos se aproximaron al punto de tornar innecesario que la más alta jurisdicción del sistema de Naciones Unidas se expida en un sentido u otro.

Así, la corte constató por abrumadora mayoría que en seis de los ocho puntos en discusión hubo coincidencias evidentes que eliminaron la necesidad de un pronunciamiento, ya que "no hay dudas" de que el Silala es un curso de agua internacional y que las partes están de acuerdo en ello.

En los puntos restantes, la CIJ rechazó una denuncia de Chile sobre supuesto incumplimiento boliviano de su obligación de cooperar, así como otra de Bolivia sobre el acceso a las aguas superficiales del Silala.

La postura de la CIJ permitió a los dos países considerarse favorecidos por el fallo.

"Ha concluido la controversia sobre la naturaleza y uso de las aguas del Silala, y a partir de ahora en base al Fallo, Bolivia ejercerá los derechos que tiene sobre las aguas del Silala", expresó en una nota el ministro boliviano de Relaciones Exteriores, Rogelio Mayta, que siguió la audiencia.

La agente (principal representante) de Chile ante la CIJ, Ximena Fuentes, consideró por su parte que el fallo era "bueno", porque ahora los dos países podrían "pasar la página" y profundizar la cooperación en materia de recursos hídricos.

"Lo importante es que la CIJ resalta cómo gracias al procedimiento fue cambiando la naturaleza de las respuestas de Bolivia, terminando en un allanamiento por parte de Bolivia a la demanda chilena", dijo Fuentes.

"La Corte ha señalado que eso que vino a buscar Chile, ya lo ha obtenido a través del reconocimiento de Bolivia, y por eso apunta que no es necesario que ella lo señale", apuntó.

Chile reclamaba que la CIJ declare al Silala como un río internacional y que como tal se sujeta al derecho internacional del uso equitativo y razonable.

El Silala nace en bofedales (humedales de altura) en el departamento boliviano de Potosí y en su trayecto atraviesa la frontera con Chile.

El caso llegó a la CIJ en 2016, cuando Chile pidió a esa corte que declare al Silala formalmente como un curso de agua internacional, sujeto a normas específicas, para garantizar sus derechos sobre el uso de ese recurso hídrico en su territorio.

Bolivia respondió en 2018 con una contrademanda para que la corte le reconozca sus derechos sobre el flujo artificial del río, por el sistema de canales construidos para reunir agua de manantiales, y exigió que Chile pague una indemnización por uso de esos recursos.

Las últimas audiencias por el caso se realizaron en abril de este año, cuando las partes formularon sus alegatos y tuvieron oportunidad de interpelarse mutuamente.

En esas audiencias, el agente de Bolivia ante la CIJ, el diplomático Roberto Calzadilla, pidió que se reconozca la soberanía boliviana sobre el "flujo artificial" de las aguas del Silala en su territorio y que "Chile no posee derechos adquiridos" sobre ese flujo.

Para la delegación de Bolivia, los canales construidos sobre el Silala en su territorio aumentaron artificialmente el caudal y por ello Chile no puede alegar derechos adquiridos para su acceso a esas aguas.

Chile alegó que la exposición boliviana carecía de base legal al hacer una diferencia entre cauces naturales y artificiales.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países están rotas desde 1978, cuando fracasó el último intento de negociar un acceso de Bolivia al océano Pacífico.

Página 12 02-12-22

 

BIODIVERSIDAD Las negociaciones de la ONU concluyen con compromisos para restaurar áreas degradadas, frenar la extinción de especies y movilizar financiación desde los países desarrollados a los más pobres

Leer más...Los 195 países que se han reunido durante las últimas dos semanas en la cumbre sobre biodiversidad de la ONU, la COP15, han cerrado la mañana de este lunes (hora española) un acuerdo para intentar revertir la pérdida de biodiversidad sin precedentes que asola el planeta y de la que es responsable principalmente el ser humano. El acuerdo, que aspira a ser un plan de choque para esta década, compromete a sus firmantes a que en 2030 el 30% de las “zonas terrestres, aguas continentales y costeras y marinas” se “conserven y gestionen eficazmente mediante sistemas de áreas protegidas”. Según la última evaluación de Naciones Unidas, en estos momentos alrededor del 17% de la superficie terrestre y el 10% de la marina están bajo protección. Además, el pacto establece que “al menos el 30% de las áreas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas degradadas” estén restauradas o en el proceso para estarlo también para 2030.
El acuerdo ha llegado tras varios retrasos de esta COP15, que debía haberse celebrado en China en 2020, pero que las restricciones por la pandemia en ese país han hecho que se lleve a cabo con dos años de demora en la ciudad canadiense de Montreal. En los últimos meses, el pacto que se buscaba se ha definido como el Acuerdo de París de la biodiversidad, en referencia al importante tratado de lucha contra el cambio climático de 2015. Precisamente, la gran batalla global contra el calentamiento ha hecho que en muchas ocasiones quede oculta la pérdida de biodiversidad, cuya cara más extrema es el gigantesco proceso de extinción que amenaza a un millón de los alrededor de ocho millones de especies vegetales y animales conocidas del planeta. Pero ambas crisis van cogidas de la mano y en muchos casos las causas de una y otra son comunes.
Un pacto histórico. El acuerdo cerrado la mañana de este lunes se estructura a través de cuatro grandes objetivos y se desarrolla con 23 metas. El cierre en la sesión final ha sido polémico; el representante de la República Democrática del Congo ha expresado en el plenario su rechazo al texto presentado, que debe ser adoptado por unanimidad según establecen las reglas de la ONU. A pesar de esta circunstancia, el ministro chino de Ecología, Huang Runqiu, que preside la cumbre, ha dado por aprobado el pacto, que ha sido calificado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas como “histórico”. El acuerdo alcanzado también incluye el compromiso de movilizar para finales de esta década al menos 200.000 millones de dólares anuales en financiación nacional e internacional (desde fuentes públicas y privadas) relacionada con la biodiversidad. Además, los países desarrollados prometen aumentar para 2025 hasta los 20.000 millones de dólares anuales “los flujos financieros internacionales” hacia los países con menos recursos, que en muchos casos son los que atesoran la mayor biodiversidad planetaria. En 2030, esa cantidad deberá llegar a los 30.000 millones de dólares anuales. Precisamente, la principal objeción del representante congoleño se ha centrado en la falta de garantías para que los países desarrollados ayuden a las naciones con menos recursos.
Otra de las metas que se establecen en el pacto —denominado Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal— pasa por reducir a la mitad tanto el exceso de nutrientes como el riesgo general que representan los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos para la naturaleza. Y el texto insta a los países a acabar de forma gradual o a su reforma progresiva de las ayudas públicas que dañan la biodiversidad en al menos 500.000 millones de dólares cada año para 2030.
Este tratado de Kunming-Montreal aboga por “asegurar acciones urgentes” para “detener la extinción inducida por el hombre de especies amenazadas”. Para 2050, señala uno de los objetivos del acuerdo, “la tasa de extinción” se habrá reducido diez veces.
Desarrollo
La organización ecologista WWF ha aplaudido la adopción de este acuerdo que compromete al mundo “a detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030, un objetivo global aclamado como el equivalente a los 1,5 grados del clima (en referencia a la meta más ambiciosa que establece el Acuerdo de París). El pacto, según Marco Lambertini, el director general de WWF International, “envía una señal clara y debe ser la plataforma de lanzamiento para la acción de los gobiernos, las empresas y la sociedad”. Sin embargo, esta organización también advierte de que la lucha contra la pérdida de biodiversidad puede descarrilar si el pacto se implementa lentamente y si no se moviliza el dinero prometido. “Ahora debemos ver el desarrollo inmediato de este acuerdo, sin excusas, sin retrasos”, ha agregado a través de un comunicado Lambertini.
En la misma línea, Inger Andersen, la directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), ha apuntado que la adopción del marco de Kunming-Montreal es “un primer paso para restablecer nuestra relación con el mundo natural”. Pero ha resaltado que el éxito se medirá por el progreso “rápido y consistente en la implementación” de lo acordado.
En la mente de muchas organizaciones conservacionistas está lo ocurrido con las llamadas Metas de Aichi para la Diversidad Biológica. En la décima COP del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se celebró en 2010 en la ciudad japonesa de Nagoya, se acordaron unos objetivos para la protección de la biodiversidad para la década pasada. Pero, cuando se llegó a 2020, ninguna de las 20 metas fijadas se había cumplido completamente, según la última revisión por la convención (solo seis se puede considerar que se han alcanzado parcialmente). El bajo nivel de cumplimiento no significa que no se hayan dado avances, como la reducción del ritmo de deforestación o el aumento de la superficie de áreas protegidas, a las que ahora se le quiere dar un impulso definitivo con el compromiso de llegar al 30% en 2030.
El pacto adoptado este lunes menciona explícitamente a ese millón de especies del planeta que se enfrentan a su desaparición total en las próximas décadas, a menos que se tomen medidas para reducir las causa de la pérdida de biodiversidad, entre las que están los usos de la tierra, la sobreexplotación de los recursos, el cambio climático, las especies invasoras y la contaminación. Si no se toman medidas, “habrá una mayor aceleración en la tasa global de extinción de especies”, que ahora es “decenas o cientos de veces más alta de lo que ha promediado en los últimos 10 millones de años”.
El acuerdo cerrado en la COP15 plantea medidas para cada uno de esos impulsores de la pérdida de biodiversidad para 2030. Por ejemplo, en el caso de las especies invasoras, se aboga por reducir en al menos a la mitad “la introducción y establecimiento” de estas especies y “erradicar o controlar” las que estén presentes en las islas y lugares prioritarios desde el punto de vista medioambiental. Respecto a la contaminación, se propone “reducir a la mitad tanto el exceso de nutrientes como el riesgo general planteado por pesticidas y productos químicos altamente peligrosos” para finales de esta década. Además, se aboga por disminuir igualmente a la mitad “el desperdicio mundial de alimentos”.
Las metas más destacadas
Estos son los objetivos más importantes del acuerdo de Kunming-Montreal para 2030:
• Protección de al menos el 30% de las tierras, aguas continentales, zonas costeras y océanos del mundo.
• Restaurar completamente (o estar en proceso de conseguirlo) el 30% de los ecosistemas terrestres, continentales y costeros y marinos degradados del planeta.
• Reducir el desperdicio mundial de alimentos a la mitad y reducir significativamente el consumo excesivo y la generación de residuos.
• Reducir a la mitad tanto el exceso de nutrientes como el riesgo general que representan los pesticidas y los productos químicos altamente peligrosos.
• Eliminar o reformar progresivamente los subsidios que dañan la biodiversidad en al menos 500.000 millones de dólares cada año para 2030.
• Movilizar al menos 200.000 millones de dólares para 2030 al año en financiación nacional e internacional relacionada con la biodiversidad de fuentes públicas y privadas.
• Aumentar los flujos financieros internacionales de los países desarrollados hacia los países en desarrollo hasta por lo menos 20.000 millones de dólares anuales para 2025 y hasta los 30.000 para 2030.
• Prevenir la introducción de especies exóticas invasoras prioritarias y reducir al menos a la mitad la introducción y el establecimiento de nuevas especies exóticas invasoras. Y erradicarlas o controlarlas en las islas y otros sitios prioritarios.-
MANUEL PLANELLES EL PAIS, Madrid - 19 DIC 2022

 

 

Aerogenrador que vuela

Este sistema se basa en las cometas y es capaz de generar energía limpia y barata, que envía por un cable a una estación terrestre conectada a la red.
La energía eólica, que transforma en electricidad la fuerza del viento, se ha convertido en una de las principales fuentes de energía renovables en España. Un sector que se encuentra en continua evolución ofreciendo interesantes propuestas, como un aerogenerador sin aspas para jubilar las placas solares o una potente turbina doble y flotante. Pero nunca antes se había visto algo como Kitekraft, un aerogenerador autónomo que vuela.

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Este nuevo sistema de generación de electricidad, fabricado por la empresa alemana que lleva el mismo nombre, se basa en las cometas tradicionales, tanto en diseño como en funcionamiento: está formado por un pequeño avión ligero fijado a una base terrestre a través de un cable. Una solución que es capaz de generar energía barata y 100% limpia, y que es diez veces más eficiente que las turbinas convencionales, según detallan sus creadores en su página web.
"Nuestros sistemas son una mejora drástica con respecto a las turbinas eólicas existentes. En lugar de una enorme torre rígida y aspas, usamos un pequeño avión atado para recolectar energía. Con sólo una fracción de los materiales utilizados, podemos proporcionar electricidad a bajo coste y las ubicaciones que antes eran inviables ahora están al alcance gracias a una solución más sencilla. Al mismo tiempo, el paisaje se ve menos afectado", explica la compañía.
Como una cometa
Kitekraft es un ingenioso sistema de generación de energía aerotransportada (AWES, por sus siglas en inglés) que consta de tres componentes principales: una cometa, que en este caso es el avión, una correa, que es la que transmite la electricidad generada, y una estación terrestre que puede almacenar dicha energía en baterías o distribuirla a la red. También cuenta con una plataforma de aterrizaje en la que descansa el aerogenerador cuando no hay viento o no está en uso.
El dispositivo actualmente no tiene una sola pieza hecha de fibra de carbono, sino que las alas principales del fuselaje —que cuentan con múltiples superficies de control que se utilizan para girar la cometa— están conformadas por una estructura de aluminio extruido. Esto ofrece bajos costes, un diseño rápido y seguro y un ciclo de vida del producto mayor, ya que este material se puede reciclar fácilmente.
El aerogenerador que vuela como una cometa
Kitekraft incorpora una unidad de control que estabiliza la cometa y cuatro pares de motores y palas de rotor —optimizadas para generar la máxima potencia con el mínimo ruido— que utiliza durante el despegue y el aterrizaje para flotar en el aire como un dron. Al mismo tiempo, también los usa como generadores durante el vuelo. El funcionamiento de este aerogenerador es relativamente sencillo y, dependiendo de la ubicación, el número de lanzamientos y aterrizajes es de uno al día.
Cuando está en el aire y a suficiente altura, el dispositivo comienza a trazar 'ochos' en lugar de volar en círculos para evitar torcer la cuerda. En ese momento, las alas generan sustentación y empujan la cometa hacia adelante como las puntas de las palas de una turbina eólica tradicional. Mientras, los rotores a bordo se utilizan para generar energía eléctrica, que se transmite a la estación de tierra a través de la cuerda, que se va desenrollando de un tambor a medida que el Kitekraft se va alejando.

Todo el funcionamiento de la cometa es totalmente autónomo, ya que incluye una serie de sensores y ordenadores a bordo. Por lo tanto, no requiere intervención humana. Además, el sistema es resistente a la lluvia y a la nieve, y en caso de fuertes tormentas, tornados o relámpagos, el dispositivo aterriza y se fija en la estación terrestre de forma automática. Para evitar el impacto con pájaros o murciélagos, se puede equipar a Kitekraft con un sistema de cámara opcional con inteligencia artificial para detectar aves.
La compañía afirma que su dispositivo es la única solución técnica y económicamente viable a pequeña escala (desde unos 10 KW) hasta una escala muy grande (10 MW) y que Kitekraft genera la misma energía que las puntas de las palas de los grandes aerogeneradores con una fracción de la infraestructura necesaria. De hecho, se requiere diez veces menos material de construcción, ofreciendo 20 años de vida útil, mientras que los tamaños de sistema pequeños ni siquiera necesitan una base de hormigón.
La empresa alemana también indica que su sistema se podría adaptar para ser usado en altamar. "Sólo se necesita una estación de tierra para la cometa, como una boya flotante. No se necesitan cimientos, como una enorme torre que vaya al fondo del mar. Si los vientos son demasiado fuertes, las cometas pueden bajarse simplemente para evitar que se dañen las máquinas", explica Florian Bauer, codirector general de Kitekraft.
¿Qué ventajas tiene?
Kitekraft cuenta con una serie de ventajas en comparación con las turbinas eólicas tradicionales. Por ejemplo, la menor necesidad de materiales y el mantenimiento del terreno al usar un anclaje en lugar de una enorme torre permite reducir los costes de su energía a casi la mitad de la producida por los parques eólicos tradicionales a escala de megavatios.

Gracias a su diseño y a que opera a gran altura, este aerogenerador volador es apenas visible, por lo que también se reducen las obstrucciones visuales y la oposición pública, lo que facilita la realización del proyecto, según sus creadores. Su huella de carbono también es menor que la de las turbinas convencionales, no sólo porque necesiten menos materiales para su construcción, sino porque al ser compactos se pueden empaquetar en contenedores de envío estándar y reducir la logística.
Otra ventaja es que no necesita equipo pesado ni personal de montaje altamente especializado para su construcción y mantenimiento, mientras que su diseño permite desplegar estas máquinas en cualquier parte, incluso en aquellas zonas en las que los parques eólicos no son viables. En la actualidad Kitekraft es aún un prototipo, pero la compañía planear tener en 2024 su primer producto, un aerogenerador volador de 100 kilovatios con una envergadura de 10 metros.
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El siguiente paso de la firma alemana es crear una cometa de 500 kilovatios con una envergadura de 20 metros. Por el momento, están trabajando en instalaciones piloto en los alrededores de Múnich para finales de año y en mejorar su prototipo. Su principal objetivo es ganar altura de vuelo, pues por ahora este dispositivo alcanza una altura máxima de 300 metros. Superada esa altura, los vientos son más fuertes y los dispositivos necesitarán materiales más resistentes.
Estos sistemas estarán a disposición de los agricultores, las empresas rurales o incluso los particulares que dispongan de terrenos adecuados. De hecho, la compañía afirma que Kitekraft se debe colocar en un campo libre sin casas, árboles u otros obstáculos en un radio de 100 o 150 metros -que es lo que mide la cuerda- alrededor de la estación terrestre, más varios metros más por cuestiones de seguridad.

El Español. 02-Nov-22